El presente artículo analiza el primer y probablemente más renombrado filme del director catalán BigasLuna, Bilbao (1978) que formalmente dio inicio a su carrera cinematográfica. El artículo estudia la historiade una pareja disfuncional y los elementos visuales entre los que destacan composiciones surrealistas y unailuminación que se caracteriza por ser baja (low key), en concordancia con la sordidez general del filmeque sólo se mantendría en su siguiente película, Caniche (1979).
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