En 1939, el Heereswaffenamt, entre los diversos equipos necesarios para garantizar la movilidad de los carros de combate, inició el desarrollo de los Brückenleger, lanzadores de puentes, montados sobre los chasis de los Panzers en ese momento en servicio. Las categorías de puentes en ese entonces comprendían los ligeros de ocho toneladas, para los Pz.Kpfw.I y II, y los pesados en dieciocho toneladas, para los Pz.Kpfw.III y IV.
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