La ordenación del nuevo espacio ajardinado se basa en la recreación de la antigua estructura de bancales que presentaba antiguamente este lugar, entendida como alternativa topográfica adecuada y también como esquema que permite recuperar los referentes más característicos de aquella preexistencia. Definida la estructura territorial del parque, la piscina que debe incorporarse al mismo lo hace desde criterios de la máxima complicidad y el mínimo deseo de protagonismo: el desdoblamiento del conjunto en dos piezas claramente diferenciadas, la ocultación de una de ellas en el perfil de los bancales del parque y la disposición geométrica de la cubierta de la segunda, son datos que deben contribuir de modo decisivo a un diálogo satisfactorio entre arquitectura y paisaje recreado.
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