La idea del buen vivir, el «sumak kawsay» («buen vivir» en quechua); de calidad de vida, más que de nivel de vida, status y consumos suntuarios es «la posibilidad de vincular al hombre con la naturaleza desde una visión de respeto, porque es la oportunidad de devolverle la ética a la convivencia humana, porque es necesario un nuevo contrato social en el que puedan convivir la unidad en la diversidad, porque es la oportunidad de oponerse a la violencia del sistema» y a sus elementos más devastadores: de mercado a tope, desequilibrios, de crecimiento a toda costa, de degradación, y agotamiento de los recursos naturales a ritmos y niveles nunca antes vistos…
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