Hemos llegado a un punto en el que apelamos a la teoría crítica para responder una pregunta básica: ¿hasta qué punto sigue siendo hoy relevante, válida y potencialmente productiva la criticidad, o «conocimiento opositor»? Propongo que dejemos atrás el relativismo, las ambigüedades del posmodernismo y el pesimismo a la moda para adoptar una nueva perspectiva «poscrítica». La poscriticidad significa participar de estrategias proactivas que desencadenen soluciones de tipo emprendedor, interdisciplinarias, innovadoras, redimensionables y realizables para los retos de carácter colectivo. De algún modo, podría decirse que, aunque bloquea la nostalgia de una época anterior más simple, la poscriticidad puede suponer una retroadaptación del modernismo con todo lo aprendido en el último siglo para empezar a diseñar métodos y medios que produzcan resultados en las distintas disciplinas; no es un mero lucimiento de evangelismo jingoísta que impulsa una causa. A partir de aquí se abre una puerta a la posibilidad de heredar los aspectos esenciales de la ambición modernista por la participación y al establecimiento de programas de acción, sin tener que aceptar la ambigüedad del posmodernismo.
We have arrived at a point where critical theory is being called upon to answer a basic question: what is the continuing relevance, value, and productive potential of criticality, or “oppositional knowledge”? I propose a departure from relativism, the ambiguities of postmodernism and fashionable pessimism for a new “post-critical perspective”. Post-criticality means engagement with proactive strategies triggering entrepreneurial, interdisciplinary, innovative, scalable and attainable solutions to collective challenges. In one sense you could say that while locking out nostalgia for an earlier and simpler time, post-criticality can mean retrofitting Modernism with what we have learned in the last century in order to begin engineering both methods and means for producing results across disciplines; not merely grandstanding jingoistic evangelism promoting a cause. From there the door opens onto inheriting the key parts of Modernism’s ambition for engagement, and setting agendas for action, without having to accept the ambiguity of postmodernism.
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