La Ley Concursal, que pasa por ser uno de los textos legales que más mutaciones ha sufrido en menor plazo de nuestro ordenamiento jurídico, configura una esfera de protección del acreedor a fin de dotar de más seguridad el tráfico jurídico y propiciar la satisfacción, siquiera parcial, de sus expectativas de cobro. La reforma operada recientemente ha supuesto un incremento de dichas facultades de tutela, las cuales son analizadas en este artículo, que concluye con una valoración fundada sobre si las garantías del acreedor incrementadas serán eficaces y si se ha inclinado en exceso el fiel de la balanza, en perjuicio de los derechos subjetivos del deudor concursado.
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