Uno de los mayores activos de las empresas es su capital humano. Sin embargo a veces se descuida el colectivo humano. En este artículo, el autor argumenta que para evitar la desmotivación y la rotación de los directivos que suelen ir unidas a los procesos de fusión y adquisición, y que pueden llevar al fracaso de la operación, debe cuidarse la comunicación interna. Sólo así se logrará que los ejecutivos no pierdan una cultura de empresa dinámica e innovadora dentro de la creciente tendencia de fusiones y adquisiciones que ha venido propiciada por la globalización de la economía.
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