La globalización económica hace que el contagio de las crisis sea cada vez más rápido. La liberalización indiscriminada de los movimientos de capitales aumenta la inestabilidad a nivel mundial. En este artículo, a través del análisis de los problemas financieros de Brasil y Japón, el autor apunta que la crisis internacional actual acabará teniendo efectos negativos en la Unión Europea. En este sentido, para evitar que la mundialización vuelva a propagar las crisis regionales transformándolas en sistemáticas, plantea la necesidad de crear una etructuración institucional que regule las crisis financieras localizadas antes de que se expandan.
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