Este artículo analiza críticamente la gestación de la Ley de Separación francesa de 1905, su contexto social, las líneas básicas de su contenido, especialmente el significado y alcance de las asociaciones cultuales y el fin de la financiación estatal a los cultos reconocidos napoleónicos, así como su acogida por la Iglesia, la crisis en las relaciones Iglesia-Estado, y el itinerario recorrido hasta la resolución del problema con la adopción de la fórmula de las asociaciones diocesanas. Reflexionase sobre la génesis traumática del principio de laicidad y sus consecuencias, al redefinir una nueva legislación estatal, cuyas consecuencias llegan hasta nuestros días
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