Ciudad Real, España
La justa consideración de E. Delacroix (1798-1863) como redentor de la expresividad del color en un medio artístico dominado por el cromatismo accesorio y puramente descriptivo de la escuela davidiana tiene una derivada de veracidad muy cuestionable: el empleo por el romántico de la mezcla óptica del color. La leyenda de Delacroix como mezclador óptico se propagó a lo largo de la segunda mitad del siglo xix y ha llegado hasta nuestros días gracias, fundamentalmente, a la labor de dos figuras de autoridad como Charles Blanc y Paul Signac. Este artículo se ocupa de la intervención del primero en la propagación de la leyenda, en cuyo origen anida una errónea comprensión de la noción y funcionamiento de la mezcla óptica del color.
The fair consideration of E. Delacroix (1798-1863) as the liberator of the expressiveness of colour in an artistic means dominated by chromaticism and purely descriptive accessory School of David has a very questionable veracity derived: the employment of optical colour mixing by the Romantic artist. The legend of Delacroix as an optical mixer spread throughout the second half of the nineteenth century and has survived to this day thanks mainly to the work of two authority figures such as Charles Blanc and Paul Signac. This article deals with the intervention of the first to the spread of the legend, the origin of which nestles a misunderstanding of the notion and operation of optical colour mixing.
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