Resumen de Editorial

• La informática se impone. Y se impone cualquiera que sea el tipo de actividad que se practique.

  Su aceptación, que en principio fue acompañada de ciertas dosis de reserva, va siendo hoy día más abierta y esperanzadora. Pero por eso mismo repercute más directamente en unos aspectos que, como lógicamente ocurre en toda revolución técnica, afectan esencialmente a las personas que han de explotarlas. Y este problema, grave en cualquier caso, lo es más en este campo, en que la evolución se sucede con vertiginosa velocidad.

  La falta de preparación en los órganos directivos, ejecutivos y, en algunos aspectos, en los técnicos, es lamentable, pero lógica, ya que nada se aprende por arte de magia. Quines tienen en su mano el poder de decisión no se cierran, por lo general, a las nuevas técnicas, pero necesitan saber qué se les ofrece y para qué se les ofrece. Y esto, no hay que negarlo, han de hacerlo las nuevas promociones, que por el mismo hecho de ir abocados a unas formas de cultuta que han dicho llamarse cibernéticas, están en la obligación de conocer el significado de las mismas.