La palabra es nueva, como su conenido: informática. Y, sin embargo, esta ciencia del proceso de datos, que empieza a actuar sobre los niveles cotidianos de la sociedad humana, está siendo -poco a poco- motor esencial de las costumbres y de la vida social y económica. ¿Ejemplos recientes? Hace poco, el Ayunamiento canadiense de Montreal deseó un sistema de control automático de las entradas, pero con una complicación: el billete tenía que servir también para las correspondiencias con la red de autobuses y sólo por un lapso de tiempo. Una compañía de automatismos resolvió el problema mediante un proyecto muy elaborado de billete magnético, que también se utiliza ya como tarjeta de entrada a los aparcamientos automovilísticos de París, y que funciona como una verdadera "llave electrónica" que abre la entrada y hasta cumple funciones de "cuenta corriente" para un determinado número de ocasiones.
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