Barcelona, España
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Hoy en día, el resultado final de nuestros tratamientos maxilares o dentales en el frente estético tiene un nivel de exigencia, por parte de los pacientes, mucho mayor que hace algunas décadas. Por ello se han ido desarrollando diversas técnicas quirúrgicas y prostodóncicas para minimizar el efecto de la pérdida de los dientes, especialmente en el sector anterior.
Como todos sabemos, cuando se realiza la exodoncia de un diente se inicia, de inmediato, un fenómeno de resorción del hueso alveolar remanente, seguido de un fenómeno de remodelado óseo necesario para la cicatrización, pero que conlleva el inicio de unas secuelas que comprometen la estética, especialmente al paso del tiempo.
Son muchos los pacientes a los que se les practica un tratamiento implantológico de este tipo y que, debido a la atrofia que experimenta la pared bucal, el resultado final no deja satisfecho ni al paciente ni al profesional.
En el presente artículo se pretende presentar una casuística ya importante de casos clínicos tratados y controlados en los últimos cuatro años, en los que, tras la pérdida de los dientes centrales de estos pacientes, se les ha practicado la misma técnica para evitar que la reabsorción de la pared vestibular del alveolo dé como resultado una alteración en la homogeneidad ósea.
El protocolo utilizado en todos los pacientes ha sido el mismo y los resultados estéticos nos demuestran, no solo la no existencia de pérdida ósea, sino una ganancia importante en los volúmenes de tejido blando y duro como describiremos posteriormente.
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