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Resumen de Sobre la fenomenología intrínseca en Sáenz de Oíza y su posible consecuencia en el proceso de proyecto

Alejandro Ferraz-Leite Ludzik

  • «Yo que he sido siempre muy fenomenólogo, y enamorado de Bachelard, siempre he aceptado la tesis presentada por el maestro, que dice que imaginar es romper las imágenes dadas por la percepción».

    (Sáenz de Oíza, 1989) El presente trabajo, indaga sobre el sentido de este 'ser fenomenólogo' en Sáenz de Oíza.

    La relación entre arquitectura y fenomenología no sorprende. No obstante, el uso del adjetivo (fenomenológico) suele distraer o confundir con respecto a la disciplina (fenomenología) y particularmente en cuanto al 'método' concebido por Edmund Husserl. El llamado husserliano a dirigirse 'a las cosas mismas', en busca de una 'esencia' que puede ser captada por la 'intuición', en la 'inmanencia' del acto de conocimiento, es decir, ante la 'evidencia inmediata' de la obra que 'aparece' para su 'percepción', puede explicar (al menos en parte) la concepción del proyecto en Oíza. En particular, permite comprender la idea del proyecto como 'vivencia', con una 'distención temporal'. La 'duración' es un aspecto particular, por el cual el proyecto para Oíza resulta ser siempre un proceso 'continuo', 'inconcluso', 'abierto'; incluso cuando la obra ya se está edificando, o más aún, cuando es habitada.

    Cuando Oíza tiene que proyectar la nueva sede del Banco de Bilbao, ya ha erigido una torre en Madrid. Torres Blancas es una 'experiencia' que hace evidente las consecuencias de una forma integral de concebir la actividad del arquitecto. Cuando Oíza hace un boceto en el papel ya está dirigiendo una obra, y viceversa, el proyecto siempre continúa durante la obra. Torres Blancas tiene un proceso dilatado. El edificio 'aparece' lentamente; nivel a nivel. Los 28 días de desencofrado es demasiada 'duración' para la conciencia fenomenológica. Oíza introduce variaciones, toma decisiones de proyecto durante la construcción; y el objeto finalmente edificado evidencia su crecimiento y las transformaciones acaecidas en la obra.

    En Banco de Bilbao, por la naturaleza misma del encargo, Oíza sabe que no puede permitirse lo mismo que aconteció en Torres Blancas. Por ello, define una 'estrategia de proyecto' que le permite controlar los impulsos de su propia poética; dado que su 'modo de hacer' conduce inevitablemente a introducir variaciones en el 'fenómeno' Banco de Bilbao. Lo más importante será entonces, ganar altura lo más rápido posible. De este modo, a medida que el objeto físico (el edificio) 'aparece', su 'esencia' puede ser 'captada' de inmediato. Banco de Bilbao necesita de una idea, de un orden, de una estructura y de una técnica constructiva, pensadas al mismo tiempo, que permitan 'verlo' rápidamente, y 'completo' en su 'trama' global.

    Este trabajo, en definitiva, se plantea la hipótesis de que existe una fenomenología intrínseca Oíza. Y la sostiene mediante el análisis crítico de lo que Bachelard llamaría la 'consciencia imaginante' de Sáenz de Oíza, aplicada en la creación del Banco de Bilbao.


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