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Resumen de Materialización de la luz: Nuestra Señora de la Coronación de Vitoria.

Gonzalo Ortega Barnuevo

  • Ante el encargo conjunto a Miguel Fisac y Alejandro de la Sota para la realización de la iglesia de Nuestra Señora de la Coronación en Vitoria, ambos arquitectos deciden que cada uno presente su propuesta por separado. Finalmente será Fisac quien en 1958 lleve a término el encargo. Nuestra Señora de la Coronación supondrá la culminación de algunas de las estrategias perseguidas por Fisac tras la vuelta del revelador viaje que realiza en 1949 a los países nórdicos. Estrategias como la adecuación funcional de los volúmenes o la organización convergente del espacio provocarán el afloramiento de las fuerzas que tensionan o equilibran sus propuestas. Fuerzas que generarán un dinamismo plástico con el que Fisac pondrá especial énfasis en hacerlas presentes. La articulación volumétrica del Instituto Laboral de Daimiel, del Centro de Formación del Profesorado o del Centro de Investigaciones Biológicas así lo explicita. A esas estrategias, además, añadirá Fisac el uso de la luz como instrumento de materialización de la energía que se encuentra presente en el espacio. En este sentido, las iglesias del Colegio Apostólico de Arcas Reales de Valladolid y del Teologado de los Dominicos de Alcobendas se convierten en un ejercicio de aproximación que culminará con la abstracción reductiva definitivamente asumida en Nuestra Señora de la Coronación. En Vitoria el dinamismo plástico de Fisac aunará coherencia conceptual y constructiva. El muro �dinámico� que envuelve el espacio haciéndolo converger hacia el presbiterio adquiere también, gracias a su trazado curvo, la rigidez necesaria sin tener que reducir su esbeltez. Un muro terso y blanco cuya materialización se confía a la luz del presbiterio que recoge y distribuye. Un muro cuya presencia queda simultáneamente diluida en el patrón de interferencia de la radiación que, atravesando la nave, se proyecta desde los huecos dispuestos al tresbolillo en el muro �estático� opuesto. Como los cuadros de los expresionistas abstractos que, como apunta Robert Rosenblum, disuelven cualquier atisbo de materia en campos infinitos de luz en los que se hacen presentes las inasibles fuerzas elementales, también aquí la condición material queda reducida a una luminosidad silenciosa y mística. Y al igual que lo hacen en su interpretación del paisaje los pintores románticos nórdicos, Fisac colocará también al espectador ante un abismo que provoca sus últimas preguntas. Una evocación de lo trascendente que conecta con la característica esencial que para Fisac ha de tener una iglesia: conseguir un ambiente de espiritualidad.

    La iglesia de Vitoria además, como culminación del proceso perseguido por Fisac de hacer presentes las tensiones que habitan el espacio, supondrá también un punto de inflexión en su arquitectura. A partir de aquí, asumida la luz como el elemento con el que configurarla, Fisac insistirá en su consideración de que �la arquitectura no es estructura y cerramiento sino el aire que queda dentro�, adoptando un solo material -el hormigón- como vehículo único que le permita materializarla como �un trozo de aire humanizado�.


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