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Vacíos y trayectorias. Más allá del objeto en la arquitectura de Alejandro de la Sota

  • Autores: Gonzalo Ortega Barnuevo
  • Localización: I Congreso Pioneros de la Arquitectura Moderna Española: Vigencia de su pensamiento y obra: Actas digitales de las Comunicaciones aceptadas al Congreso. / coord. por Teresa Couceiro Núñez, 2014, ISBN 978-84-697-0296-3, págs. 649-657
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • La postulación por parte de Michael Faraday de la existencia de un campo magnético que transmite las fuerzas que se ejercen los diferentes objetos, dota al vacío de una realidad física independiente de los mismos. Esta realidad que se prolonga más allá de la apariencia física será definitiva para entender el salto paradigmático que se produce en la ciencia y en el arte a comienzos del siglo XX y que inicia un periodo, como afirma Sigfried Giedion, de similitud metodológica entre las ciencias y las artes, entre el pensamiento y la sensibilidad.

      Richard Feynman nos alerta años después sobre esa ocupación del espacio por multitud de fuerzas electromagnéticas y plantea sus célebres diagramas para poder visualizar una realidad que nos remite a un mundo mucho más allá de aquel al que nos limitan nuestras percepciones. Estos diagramas consistirán en representaciones esquemáticas de los acontecimientos, no en representaciones gráficas de los objetos.

      Apunta Iñaki Ábalos que Sota, embarcado en su tarea de construir una nueva idea de arquitecto, va dotando progresivamente a sus dibujos de un carácter diagramático. Los dibujos de Sota -pensemos por ejemplo en los croquis de las propuestas para la iglesia de Ntra. Sra. de la Coronación o el gimnasio Maravillas, o en la sección con la catedral del museo provincial de León-, contendrán los trazos de sus principales componentes materiales:

      estructura, cerramientos, compartimentaciones…, pero también, y con la misma intensidad, los trazos de las fuerzas o las tensiones que generan el vacío: el sonido, la luz, el aire, las visuales…, expresando así también su condición de elementos constituyentes de la arquitectura. El vacío no será ya, por tanto, el espacio restante de la materia; Sota lo considerará como el lugar donde habitan dichas tensiones. La arquitectura así entendida como construcción del vacío, como desvelamiento de sus presencias, asume en los planteamientos de Sota la reducción de lo material a lo esencial. El cerramiento, la envolvente, lo material, el objeto en definitiva, no será para Sota el tema del que ocuparse, pues la desmaterialización incumbirá no sólo a la pérdida de masa sino también al desprendimiento de la forma e incluso de la construcción. Encuentra así en el cubo el anonimato frente al reclamo de la excepcionalidad de la forma, e incidirá en la idea de Klee de que el arte no trata de reproducir lo visible sino de volver visible. La envolvente queda convertida, como en las cajas vacías de Oteiza, en la forzosa referencia para hacer perceptibles los vacíos. Pero su simplicidad y regularidad formal transmiten también la renuncia a la especificidad del espacio y la apuesta por una concepción probabilística de su uso. Un espacio de libre disponibilidad susceptible de albergar múltiples posibilidades funcionales e ilimitadas trayectorias de uso. Ante cuál debe ser el aspecto de esta concepción espacial, el propio arquitecto expresa su conformidad con no tener certeza de la apariencia de su arquitectura para poder ejecutarla con absoluta precisión.

      Conocimiento y certeza poseerán así valores excluyentes en una arquitectura indeterminada reducida a un preciso sistema a disposición del usuario. De hecho, Sota equipara construir y habitar, y Juan Navarro identificará su arquitectura con la cristalización de un flujo vital, con la sedimentación del propio habitar.

      Escaleras, barandillas, mobiliario o miradores, elementos sobre los que se aplica con dedicación el arquitecto, aparecerán como esos sedimentos que desvelan las presencias que habitan el vacío; lugares fijos comunes, donde parecen concentrarse las trayectorias de sus fuerzas, de sus tensiones o de sus vínculos. Nudos fijos de una red invisible con connotaciones rítmicas que parece trasmitir la idea de que la arquitectura aparece, como la materia, en aquellos lugares en que se condensa su condición dinámica, primando así en ella el movimiento, el tránsito, el intercambio frente al objeto.

      Palabras clave: Ciencia, diagrama, vacíos, trayectorias, Sota.


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