La literatura barroca en Andalucía superó ampliamente los límites cronológicos del siglo XVII: la actividad teatral anunció ya a mediados del siglo XVI la comedia nueva, y se extendió durante buena parte del siglo XVIII. A pesar de la pérdida de textos y la ausencia de mecenazgo -lo que llevó a muchos autores a marchar a la Corte- tanto la prosa como la poesía –esta última representada especialmente por el cordobés Luis de Góngora- adquirieron cotas difícilmente igualables.
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