Joel D. Gunn, William J. Folan, John W. Day, Betty B. Faust
La búsqueda de un eslabón que sirva de enlace entre el colapso de la civilización maya y el clima ha sido retomada periódicamente durante casi un siglo de estudios. Durante la década de los ochenta, comenzamos a desarrollar un modelo climático, paleoclimático y etnográfico de producción hortícola que ayudaría a sustentar un núcleo de vida urbana en un ambiente fundamentalmente hostil a grandes conjuntos de poblaciones. El objetivo de este estudio consiste en tratar de encontrar las condiciones apropiadas para el éxito de un núcleo de civilización basado en el florecimiento arquitectónico urbano en las cuencas interiores de las Tierras Altas con ambientes adversos. Hemos añadido a esas investigaciones unos conceptos nuevos, combinando lo que sabemos de las ciudades del interior (ya abandonadas) y su medio ambiente, incluyendo en este estudio las zonas bajas de la región con depósitos aluviales cerca de las orillas de los esteros de los ríos. El estudio está basado en la cuenca del río Candelaria que fluye por las Tierras Bajas de la zona maya en el actual estado mexicano de Campeche. Campeche está separado de otras regiones de la península de Yucatán por cerros de hasta 400 m de altura. Estas tierras elevadas del interior generan lluvias copiosas que limitan el uso óptimo del suelo y demarcan el paisaje en valles y bajos. Los climas benignos del pasado, la geografía local y las costumbres hortícolas tradicionales parecen haber sido muy importantes para lograr el florecimiento de la civilización en el interior. Los resultados de las muestras recientes obtenidas del fondo del río Candelaria nos sugieren que los mayas establecidos en esta cuenca regularon con obras los efectos de la erosión en su periodo de mayor florecimiento poblacional. Sin embargo, este control se perdió durante las vigorosas oscilaciones climáticas entre los siglos IX y XIII las cuales incluyeron episodios extremos de sequía, lluvia excesiva y la dislocación de poblaciones.
Pursuit of a link between the collapse of Maya civilization and climate is a subject that has been revisited periodically for nearly a century. In the 1980s, we began to develop a climatic, paleoclimatic, and ethnographic model of horticultural production that would sustain urban life in an environment fundamentally hostile to large population aggregates. Our focus is on the appropriate conditions for the success of civilization, measured by architectural fluorishing, in the interior upland basins of the Yucatán Peninsula. To this we have added new research linking the now-collapsed interior cities and their bajo environments to near-shore deposits at the mouths of rivers. This study is based on the Candelaria River watershed of the southwestern Maya Lowlands in the modern Mexican state of Campeche. Campeche is separated from other regions of the Yucatán Peninsula by hills up to 400 m elevation. These elevated interior lands create important rain shadow effects, limitations on land use, and divide the landscape into valleys and basins. Past climates, local geography, and horticultural customs appear to be important to the success of civilizations in the interior. Results of the recent coring efforts suggest that the Maya of the Candelaria watershed controlled erosion during the period of greatest population, but lost control of it due to the ninth century drought and population dislocations.
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