La industria electrónica, en su división de ordenadores, se ha mostrado tan expansionista que solamente la gran potencia técnico-económica americana ha podido ser capaz de configurarla. Sin embargo, es también una realidad que Europa, a través de sus más destacados países, pretende incorporarse a dicho mundo creando una industria que en principio está revistiendo caracteres nacionales, pero que incluso puede revertir en una empresa de carácter europeo capaz de crear un frente de elevada tecnología que se permita competir, a determinados niveles, con la americana.
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