La diplomacia del panda es una longeva estrategia mediante la cual, la hoy República Popular China (RPC), ha buscado promover sus intereses en el mundo. Al respecto, se cuenta que el nieto del emperador Taizong de la dinastía Tang regaló dos pandas a Japón como gesto de buena voluntad. En el siglo XX, antes del triunfo de la revolución de Mao Tse-tung, se sabe que la esposa de Chiang Kai-shek inició la práctica de regalar “simpáticos pandas peludos blanco con negro” (Nicholls, 2012). Tras la creación de la RPC en 1949, el carismático mamífero fue empleado para fortalecer y/o consolidar los lazos políticos de Beijing con otras naciones, práctica que se mantiene hasta el momento actual. En la década de 1950, la dirigencia china comenzó a regalar pandas a países aliados. Entre 1972 y 1984, China obsequió pandas a las naciones occidentales, destacadamente a Estados Unidos. A partir de 1984 y hasta 1998, los pandas pasaron a formar parte de la estrategia china de “puertas abiertas” a la inversión extranjera y los entregaba solamente en préstamo, de manera que los carismáticos animales eran “rentados” a aquellos países prioritarios para la política exterior de Beijing. Para ello, se instituyó la firma de una especie de “contrato de arrendamiento”, y si en el lapso en que el, la, o los panda(s) que reside(n) en el zoológico de algún lugar del mundo tiene(n) un bebé (muchas veces nacen gemelos o hasta trillizos, como ocurrió hace un par de años en un zoológico chino), entonces el (o los) pequeño(s) es (son) propiedad de China. Los tiempos han cambiado: en la década de 1970, por ejemplo, Beijing se esmeraba por acceder al mundo. Hoy es al contrario: el mundo quiere acceder al mercado chino, uno de los de más alto crecimiento económico, justo en momentos en que impera la recesión en diversas latitudes y ante ello, la diplomacia del panda encuentra un escenario inmejorable en el que China primeramente externa a sus socios lo que desea de ellos, ofreciendo, a continuación, el préstamo de los icónicos mamíferos. Esta es una de las aristas del poder suave. A través de “la diplomacia del panda”, Beijing también logra mejorar su imagen internacional respecto a las acusaciones de ser una de las naciones que más contaminantes genera en el mundo. Otro tanto se puede decir de la “otra cara” de China, que si bien protege al panda gigante, también es uno de los principales destinos del tráfico ilegal de especies animales y vegetales amenazados a nivel mundial.
The so-called Panda diplomacy is a longrunning strategy by which today, the People’s Republic of China (PRC) has sought to promote its interests in the world. In this regard, the grandson of Emperor Taizong of the Tang Dynasty gave two pandas to Japan as a gesture of goodwill. In the twentieth century, before the triumph of the revolution of Mao Tse-tung, it is known that the wife of Chiang Kai-shek initiated the practice of giving “friendly furry pandas white with black” (Nicholls, 2012). After the creation of the PRC in 1949, the charismatic mammal was used to strengthen and / or consolidate political ties between Beijing and other nations, a practice that continues until today. In the 1950s, the Chinese leadership began to give pandas to allied countries. Between 1972 and 1984, PRC gave these mammals to Western nations, among them, of course, the United States.
From 1984 to 1998, pandas became part of the Chinese strategy of “open doors” to foreign investment and delivered only on loan, so that charismatic animals were “rented” to those priority countries to Beijing’s foreign policy. To do this, the signing of a “lease” was instituted, and if in the period in which the panda (s) residing in the zoo somewhere in the world has (have ) a little baby (often twins or even triplets are born, as happened a couple of years in a Chinese zoo), then baby (s) is (are) owned by the RPC. Times have changed: in the 1970s, for example, Beijing delivered pandas to access the world. Today is the opposite: the world wants to enter the Chinese market, one of the countries with the highest economic growth rate at a time of recession in various latitudes and before it, diplomacy panda is an excellent scenario in which the PRC first outside its partners what you want from them, offering then lending the iconic mammals. This is one of the edges of soft power. Through panda diplomacy, Beijing also manages to improve its international image regarding accusations of being one of the nations with the worst environmental standards in the world. The same can be said about the “other side” of PRC, a country that, even though protects the giant panda, is also one of the main destinations of illegal trade of threatened species worldwide.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados