La ciudad de Oviedo celebró la ceremonia de la entrega de los XXVII premios Príncipe de Asturias. A la llegada de Felipe de Borbón, el casco urbano estaba engalanado. La vetusta clariniana se había puesto sus mejores ropajes y encontrábase impermeabilizada por las Fuerzas de Seguridad, firmes, aunque con maneras de seda. Y las señoras se preguntaban cuándo se casará el heredero.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados