La llamada organización nacional, cuyo origen suele hacer coincidir simbólicamente con la batalla de Caseros, pero cuya realidad se hizo más visible después de solucionada la cuestión de la Capital Federal, en 1880, se concibió en su época no sólo como el logro de un orden jurídico, territorial y monetario, y la reunión de diferentes grupos étnicos y regionales en una cultura compartida, sino también, como la creación de un pasado y de una historia comunes. Las instituciones científicas, entre ellas los museos, colaboraron en la tarea y describieron un pasado prehistórico que pasó a integrar las leyendas de las glorias nacionales: los gliptodontes, se tuvo la fortuna de descubrir, fueron argentinos.
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