En los tiempos en los que los soberanistas catalanes han apostado por la ruptura, Iñigo Urkullu ha consolidado su liderazgo en Euskadi optando por el pactismo. Definiéndose como un “independentista del siglo XXI”, el lehendakari ha puesto distancia con su predecesor, Juan José Ibarretxe, hasta el punto de que quien hoy por hoy reivindica su figura es la izquierda abertzale.
Su principal objetivo para esta legislatura es conseguir un nuevo estatus político para Euskadi, alejándose del frentismo del plan Ibarretxe para integrar a las fuerzas constitucionalistas, y más concretamente al PSE, en el nuevo acuerdo. Y, mientras, Puigdemont insiste en la vía unilateral y prepara un nuevo referéndum para el otoño del año que viene.
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