El artículo aborda las diversas relaciones que se establecen en un no lugar, en este caso un tren en Cuba que traslada pasajeros desde la región centro occidental del país hasta La Habana. Este espacio es utilizado indistintamente por viajeros como medio de transporte y por otros para introducir en La Habana mercancías que son consideradas ilícitas1 tanto por su naturaleza como por la cuantía del peso establecido por las autoridades ferroviarias. No obstante, estos “comerciantes furtivos” han desarrollado las más variadas etnometodologías para sostener un mercado negro bidireccional. Asimismo, se ofrece una interpretación del tren como un espacio donde emergen componentes identitarios y una cultura de la resistencia.
The article discusses the various relationships established in a non-place, in this case a train in Cuba that takes passengers from the west central region of the country to Havana. This space is interchangeably used by travelers as transportation and others to introduce in Havana goods that are considered they are illegal both by nature and by the amount of weight set by the railway authorities. However, these “stealth marketers” have developed the most varied etnometodologías to support a bidirectional black market. Furthermore, an interpretation of the train as a space where identity components and a culture of resistance emerge offered.
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