Especialmente para las religiones llamadas “de libro”, se considera que Dios no solo ha revelado y se ha revelado, sino que también ha hablado. Por ello, la Biblia, el libro de los católicos, no contiene definiciones, sino la historia del pueblo y la irrupción voluntaria y amorosa de Dios en el mismo. La revelación se encuentra íntimamente ligada a la palabra, por ello se afirma en el Evangelio según San Juan que “en el principio existía la Palabra y ella era Dios”. (Jn 1, 1).
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