Azafrán es sinónimo de identidad rural. El hecho de que solo la provincia de Teruel se convirtiera años atrás en la productora del 25% del azafrán nacional es algo que deja huella en las casas y tradiciones de sus pueblos. Especialmente en la comarca del Jiloca, en donde, ya de madrugada, las calles se llenaban de carretas, esbrinadoras y, cómo no, familias enteras y amigos que, durante el periodo de recolección, compartían falta de sueño y duro trabajo, pero también charlas y bailes.
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