“No aguanto más que me tomen el pelo llamándome de bayano”, “los del interior siempre somos los más sufridos”, son algunos comentarios de artiguenses que escuchaba sin asombro cuando vivía en Artigas y que se fueron convirtiendo en interrogantes analizándolos con perspectiva desde Montevideo, en especial, a partir de la recepción de un aviso publicitario de televisión que funcionó como disparador para realizar la investigación sobre la identidad artiguense que se presenta en este artículo.
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