La obtención de electricidad por procedimiento térmico no es nueva pero sí con la intervención directa de la radiación solar como única fuente para generar el vapor que necesitan las turbinas convencionales que nos nutren del llamado fluido eléctrico. Los trabajos preparatorios para darle utilidad industrial han sido largos, pero gratamente fructíferos. Las instalaciones termoeléctricas basadas en el sol iniciaron su andadura en España en 2004 y sólo unos cuantos años después ya apuntan a la vanguardia de los sistemas renovables con los que reducir el deterioro medioambiental. Es un medio energético de horizonte despejado, que ofrece para empezar tres procedimientos de ejecución. Y convergen en él, a modo de paradoja, lo más primitivo, el calentamiento directo de un líquido con la radiación solar, y lo más moderno de la tecnología electrónica para controlar sus procesos.
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