Juan Carlos Vera Rodríguez, María José Martínez-Fernández
El alto valle del Guadiato esconde un monumental y rico patrimonio de construcciones megalíticas, la mayoría de ellas todavía por descubrir e investigar debidamente y, por supuesto, por conservar y proteger.
Este legado se compone de varias decenas de dólmenes de corredor, galerías cubiertas y sepulcros de falsa cúpula (tholoi), menhires y estelas-menhir, que fueron erigidos por las sociedades de los primeros agricultores y ganaderos (Neolítico) y de los primeros metalúrgicos (Edad del Cobre) que habitaron el valle entre el quinto y el primer milenio antes de nuestra era. Aunque algunos megalitos ya prácticamente han desaparecido, y otros se encuentran muy degradados, sus estructuras tumulares, ayer como hoy, caracterizan el paisaje comarcal, donde han permanecido a lo largo de milenios como hitos remarcables.
Fruto de muchos años de trabajos de campo e investigación que se remontan a más de un siglo, a lo largo de estas páginas repasamos brevemente la dispersión de los principales monumentos y necrópolis, destacando cuando sea posible sus arquitecturas, ya sean a partir de grandes bloques (ortostatos), losas, mampostería o sus combinaciones, así como las ubicaciones relacionadas con los cursos de agua, lugares de paso ancestrales y los recursos económicos que se encuentran a lo largo y ancho del extenso valle que conforma este paisaje andaluz.
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