De acuerdo con uno de los estudios epidemiológicos más extensos realizados en los Estados Unidos, el dolor de cabeza se clasifica dentro de los 14 problemas principales por los que se solicita ayuda médica. Con respecto a la migraña, algunos autores sugieren que hay una prevalencia del 3 al 12% en la población general, en la que predomina el sexo femenino. Por otra parte, la mayoría de los datos que se refieren a la incidencia familiar de la migraña apoyan la existencia de una predisposición genética. Se desconoce la prevalencia de la cefalia tensional, sin embargo, hay quien sugiere que excede por mucho a la migraña. Respecto a la causa y desarrollo del dolor de cabeza existen dos líneas de investigación, la biológica y la psicológica. En cuanto a la primera hay dos hipótesis principales respecto a la migraña: 1) que es un trastorno de regulación vasomotora en el SNC o 2) un trastorno metabólico sistémico que se apoya en factores bioquímicos circulantes. Se le ha dado poca atención a la etiología de la cefalea tensional. Los pocos estudios que hay sugieren que la contracción muscular sostenida es una fuente de dolor y que incluso las contracciones musculares voluntarias producen dolor, el cual frecuentemente dura más que la contracción misma. Por otra parte, otro autor demostró que el dolor craneal era causado por la contracción muscular asociada a la vasoconstricción extracraneal. Respecto a los factores psicológicos, es ampliamente conocido que los factores emocionales y los de personalidad contribuyen a causar y precipitar el dolor de cabeza. Aun cuando la terapia farmacológica ha dado buenos resultados, debido a la necesidad de evitar los posibles efectos colaterales producidos por el uso de medicamentos a largo plazo, varios investigadores han estudiado las posibilidades que tienen las terapias conductuales, como es el caso de las técnicas de bioretroalimentación, como alternativa para el manejo de las cefaleas crónicas. Por medio de diversas investigaciones se ha encontrado que estas técnicas son eficaces en el manejo del dolor de cabeza, observándose que la bioretroalimentación electromiográfica es útil de un 60 a un 90% de los casos de cefalea tensional, mientras que la bioretroalimentación de la temperatura de la piel es útil de un 65% a un 85% de la migrañas.
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