Se presentan los resultados preliminares de un estudio que evalúa el efecto terapéutico que tienen el consejo o la opinión de un médico de contacto primario, sobre los hábitos alcohólicos de pacientes cuya manera de beber pone en riesgo su salud o ya les ha ocasionado algún daño. Se trata de una investigación multinacional que coordinó la Organización Mundial de la Salud (OMS), en once países, aparte de México. Estos resultados corresponden a la población mexicana. En las salas de espera de una clínica de Medicina Familiar del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y en la consulta externa de un importante hospital general de la Secretaría de Salud (SSA), ubicados ambos en la ciudad de México, se les aplicó a los enfermos que esperaban turno en la consulta, un cuestionario capaz de identificar a los bebedores riesgosos y/o que sufrían daño a causa del consumo de alcohol (BRD). Se aplicaron 2,539 cuestionarios a 1,813 hombres y 726 mujeres. De los hombres, el 14% resultaron bebedores riesgosos y/o con daño (BDR). Debido a la baja tasa de mujeres BRD, éstas se excluyeron del estudio y la evaluación se llevó a cabo exclusivamente con varones. Los pacientes varones identificados como BRD fueron asignados en forma aleatoria a uno de los siguientes cuatro grupos de intervención terapéutica: 1) Testigo, 2) Consejo Sencillo, 3) Manual de Información, 4) Seguimiento o monitoreo. A los seis meses se les citó para evaluar se habían mostrado cambios en su manera de beber. Para medir los cambios, se calcularon dos cifras: la cantidad de alcohol que ingirió cada individuo en el último mes y la cantidad que consumió durante la ocasión en que más bebio. De la muestra inicial de pacientes, el 10% no fueron evaluados a los seis meses. Los primeros resultados muestran lo siguiente: En los cuatro grupos incluyendo el grupo testigo, los pacientes dijeron beber menos alcohol a los seis meses y la diferencia entre las dos evaluaciones no alcanzó a ser significativa. Ambas cantidades se calcularon durante la primera entrevista inicial y la última, seis meses después. Lo que más llama la atención es que en todos los grupos hubo una disminución del consumo de alcohol, aunque es conveniente aclarar que la diferencia en ningún caso alcanzó significancia estadística. También es pertinente mencionar, que el efecto fué el mismo para todos los grupos incluyendo el grupo testigo; lo que sugiere que independientemente de la modalidad terapéutica, se logró observar un efecto positivo de magnitud moderada.
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