Candelaria Ramírez Tule, Celina Nevárez, Pablo Valdez Ramírez
El horario de verano consiste en adelantar el reloj una hora, y se introdujo por primera vez en cuatro estados del noreste de nuestro país, del 3 de marzo al 30 de octubre de 1988. El objetivo del presente estudio es analizar los efectos que provoca la eliminación del horario de verano (retrasar el reloj una hora) en una población nunca antes expuesta a este tipo de cambio. Se realizó un registro diario del inicio, de la terminación y de la latencia del dormir en 19 trabajadores durante 26 días antes y 17 días después de la eliminación del horario de verano. Además, al inicio y al final del estudio, se aplicaron los siguientes cuestionarios: Evaluación de Trastornos del dormir, Escala de Depresión de Zung y Autoevaluación de la Fase Circadiana. Después de la eliminación del horario de verano, todos los trabajadores despertaron más tarde. Doce de ellos se acostaron más tarde (de 23:04 a 24:04 hd, horas: minutos, hd= hora del día) y durmieron menos (de 8:01 a 7:38 h), pero tuvieron menos cansancio al despertar. Las otras siete personas siguieron acostándose aproximadamente a la misma hora (23:19 a 23:40 hd), pero disminuyeron su latencia y sus dificultades para empezar a dormir. Estos resultados tienden a apoyar la hipótesis de que la eliminación del horario de verano (retraso de una hora), produce menos problemas sobre el sistema circadiano que su introducción (adelanto de una hora).
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