Una economía se internacionaliza cuando sus residentes pueden comerciar, sin trabas, con los residentes de los demás países y cuando los flujos financieros se encuentran en idéntica saturación. La economía española ha recorrido un largo camino desde su condición tradicional de economía protegida —a finales del Siglo XIX se encontraba entre las más protegidas— y el ensayo autárquico que duró desde 1939 a 1959, hasta la situación actual de economía muy abierta e incorporada al esquema integrador europeo.
El objeto de este trabajo es, ante todo, valorar su actual condición de economía abierta y puntualizar algunos de los problemas a los que se enfrenta.
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