Lc 10, 25-37 defiende el precepto moral de practicar la misericordia con el otro necesitado, es decir, con aquellas personas afectadas por la desgracia, pero que, por no pertenecer a nuestros grupos de solidaridad, solemos abandonar a su suerte. Mediante una parábola, Jesús nos invita a identificarnos con una de estas personas y a descubrir que la vulnerabilidad y la capacidad de compasión igualan a todos los seres humanos y nos hacen prójimos unos de otros.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados