La gran mayoría de los estudiosos coinciden en que el relato del "buen ladrón" es el punto culminante de la pasión según san Lucas. Se trata, sin lugar a dudas, del último encuentro de Jesús ante de su muerte, es decir, de los últimos momentos de su vida terrena. Estos últimos instantes tienen una densidad mayor, puesto que, frecuentemente, sintetizan toda la existencia del sujeto. Este artículo pretende adentrarse en la misericordia de Jesús, que promete al buen ladrón estar con él en el Paraíso, y en la misericordia que debió experimentar aquel ladrón para atreverse a dirigir a Jesús aquellas palabras con las que realizó su último "robo", el más importante de su vida, el del Paraíso.
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