La sociedad siempre exige de sus miembros –según Hannah Arendt– que actúen como si pertenecieran a una enorme familia, en la que prevalece una opinión única y se impone un único interés. Es decir, todo lo contrario de la individualidad y la diferencia, sin las cuales no hay cultura que valga o que pretenda sobrevivir. A eso contribuyen las redes sociales
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados