Hoy en día vivimos en un mundo ruidoso. Las redes, los medios de comunicación y la cantidad ingente de personajes públicos que tratan de hacerse notar a base de discursos y declaraciones, todo ello lleva a una inflación de palabras. Y cuantas más palabras hay, más facil es que pierdan su sentido y su capacidad de transformar la realidad. El autor propone en este artículo varias miradas a la palabra, que oscila entre la palabra domesticada, la palabra liberada y la palabra furiosa. Con ello invita a una reflexión sobre el poder y los límites de lo que decimos y lo que callamos para transformar la realidad.
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