La cárcel representa la expresión de un mundo dividido, entre quienes tienen el poder de juzgar y penar y quienes son víctimas de este proceso, condenados a la degradación humana y la pérdida de la dignidad; por ello, toda reforma penitenciaria sin duda es un largo proceso de transformación de las mentalidades a partir de cambios que se suceden en el conjunto social, de situaciones que empujan a la necesidad de transformar, permitiendo que la justicia sea parte de la vida de todos y no del privilegio de unos cuantos.
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