El alma bella representa en la obra de Hegel un momento en el que la acción y la moralidad pueden entrar en un conflicto con la realidad y con el otro, provocando en el sujeto moral (tomado como individuo coherente, como alma bella) la inactividad y la evasión de su selbst en su pura abstracción, enajenándose de toda actividad y toda crítica. Se pretende mostrar, pues, el desarrollo de esta figura hegeliana para poder asumir que toda actividad dirigida al mundo deja de pertenecer al sujeto que la ejecuta y se vuelve algo para el mundo e interpretado por éste.
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