La necrológica de Mariano Rubio la escriben hoy los banqueros. Callan los políticos, con la rara excepción de Rodrigo Rato. Y es que el fallecido ex gobernador, que manchó su carrera con el caso Ibercorp, fue para algunos, en el PP y en el PSOE, un muñeco de pimpampum en la batalla por el poder.
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