El narcoterrorismo en el Perú continúa siendo una realidad incómoda dentro del escenario nacional.Aunque el terrorismo en sí no representa una amenaza como lo fue en los años 80 y 90, ésteha mutado, encontrando nuevas fuentes de financiamiento. Es de esta forma que opera, principalmenteen la región del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), la cual se extiende sobrecinco departamentos: Apurímac, Ayacucho, Cuzco, Huancavelica y Junín. El Vraem es una regióndonde la presencia del Estado es poca o nula, incapaz de imponer su imperio, por lo que los terroristasde Sendero Luminoso se asociaron a los narcotraficantes, o en algunos casos, asumieron esepapel. Por consiguiente, los narcoterroristas son capaces de operar a sus anchas, llenando el vacíodejado por el Estado, además que el cultivo de hoja de coca se presenta como la única alternativaeconómica para el campesinado. Por ello, el presente trabajo buscará analizar el impacto que elnarcoterrorismo causa sobre las comunidades campesinas, así como el descaso del Estado Peruano.
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