Durante los últimos años, la comunidad internacional ha reconocido la importancia de la meteorología y del clima de las regiones polares de la Tierra. Y a su vez, especialmente sensibles a las actividades humanas, las regiones polares han mostrado su capacidad para influir en las condiciones de habitabilidad de las mucho más pobladas regiones de latitudes medias y bajas. En respuesta a ello, se creó el Grupo sobre observaciones, investigaciones y servicios polares de la OMM (PORS) para “[...] promover y coordinar aquellos programas de interés que se lleven a cabo por naciones o grupos de naciones en las regiones ártica y antártica”4. La Resolución sobre Actividades Polares del Grupo de expertos del Consejo Ejecutivo de la OMM sobre observaciones, investigaciones y servicios polares anima asimismo a “los Miembros, en particular a los que mantienen actividades operativas en las regiones polares, a considerar la posibilidad de cooperar con otros Miembros para compartir los gastos de reapertura y operación de estaciones que funcionaron en el pasado, para ampliar estaciones que ya existen, o para desplegar nuevos sistemas de observación y de comunicación”5. El Observatorio hidrometeorológico internacional de Tiksi, en el norte de Rusia, a orillas del mar de Láptev, constituye un ejemplo único de la clase de esfuerzo multinacional que recomienda la Resolución sobre Actividades Polares.
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