La perícopa de Marcos 11, 12-25 constituye una “crux interpretum” por las contradicciones semánticas (“fue a encontrar algún fruto… no era tiempo de higos” 11, 13) y por la imagen de un Jesús irascible.
Una aproximación a la luz del simbolismo bíblico y de la teología de Marcos hace inadecuada la definición tradicional del episodio como “la maldición de la higuera y la purificación del templo”
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