El Papa Francisco, durante su primer año de Pontificado, ha sorprendido una y otra vez con proclamaciones, con alocuciones, con gestos impactantes y con actuaciones ejemplares. En un espacio de tiempo tan reducido, se ha convertido en el rostro misericordioso de la Iglesia católica, que personifica la alegría del evangelio. Una Iglesia que, hace poco más de un año, apenas sabía cómo debía solucionar la enorme cantidad de problemas que cuestionaban su credibilidad. En esta situación, los estímulos del Papa a favor de una reforma de la Iglesia han despertado una amplia aceptación y anuencia. El artículo ofrece diversos aspectos de las actuaciones y alocuciones del Papa Francisco y aprovecha no pocos fragmentos de su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio), para ilustrar un aspecto central de sus propuestas: la autenticidad. Hemos reducido notablemente el tema de su crítica a la economía de mercado porque Selecciones de Teología hace unos meses ya dedicó un artículo a este tema (“El Papa se equivoca – el Papa tiene razón”, Selecciones de Teología nº 212 vol. 53 (2014) 253-260).
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