Fruto, entre otras cosas, de nuestro característico y humano arrojo en lo temporal, somos hacedores de conceptos con estáticos significantes pero dinámicos significados. El futuro, la innovación, lo nuevo, lo último, lo actual... etc. son sólo algunos de los más evidentes ejemplos de los recurrentes contenedores en los que depositamos, dependiendo del momento concreto del enunciado, las acepciones más variopintas. La presente comunicación pretende desarrollar una estrategia que permita a los docentes devolver a estos conceptos la credibilidad que no debieron perder. La propuesta, que se desarrolla fundamentalmente en el ámbito de la expresión gráfica arquitectónica, consiste en asumir no un cambio de significado constante sino una implementación continua en éste. De esta manera, y por ejemplo, el lápiz y el papel entrarán a formar parte del conjunto al que llamamos "nuevas tecnologías" ya que, tanto como las computadoras más potentes y sus inevitables programas asociados, son herramientas (y, nótese, también tecnología) aún, y hasta que se demuestre lo contrario, imprescindibles. Es por ello por lo que se concluirá, entre otras cuestiones, que el futuro de la innovación se basa en la asunción de una caducidad sólo superada cuando se tiene en cuenta la historia en la que se sustenta.
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