A lo largo de su historia la cristiandad ha levantado catedrales, templos, santuarios. Desde el estilo basilical de la Roma imperial hasta el moderno, pasando por el románico, el gótico y el barroco -para nombrar sólo los más característicos- los cristianos han edificado iglesias de todo tipo para el culto cristiano. Pero ¿cómo concibe el cristianismo lo sagrado? ¿existe algo que diferencie específicamente el templo cristiano de otros edificios sagrados? ¿qué trascendencia tiene esa diferencia específica -si existe- a la hora de expresar arquitectónicamente lo que la fe cristiana proclama sobre la sacralidad y en particular sobre los espacios sagrados? Para el autor del presente artículo, no importa sólo plantearse esas preguntas. Hay que aplicar rigurosamente las respuestas apropiadas a la arquitectura cristiana de nuestro tiempo, teniendo muy presente lo que ha aportado a este respecto el Vaticano II y lo que ha significado la reforma litúrgica para la reinterpretación del espacio sagrado y de la arquitectura sacra.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados