A punto de cumplir 37 años, puede presumir de haber experimentado uno de los ascensos más intensos, rápidos y firmes que se recuerdan en la historia del cine contemporáneo. La industria se postra a sus pies y todos quieren trabajar con él. Francia y España luchan por atarle corto. Ser nombrado Mejor Actor Europeo en 2000 y finalista a los Goya en la edición de este año es sólo la punta del iceberg
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