Este número de la Revista Puertorriqueña de Psicología destaca relaciones entre la psicología, la educación y los contextos en que estas se realizan como materia de estudio científico y actividad profesional. Antes de proceder a una contextualización histórica de los artículos incluidos en el mismo, nos parece pertinente explicitar la conceptuación tras la idea de configurar un número dedicado a subrayar la centralidad de la interacción entre psicología y educación en contexto.Partimos del supuesto de que la educación es una práctica social históricamente situada y culturalmente mediada (Daniels, 2016; Esteban-Guitart, 2013; Moll, 2014). En su expresión informal se asocia a procesos y métodos crianza y en su expresión formal se asocia a la institución escolar y la pedagogía. Desde comienzos del siglo pasado las producciones teóricas e investigativas de la psicología han tenido un impacto visible en los constituyentes centrales de la práctica educativa, tanto en actividades de divulgación científica dirigidas a cuidadoras y cuidadores principales como en actividades de formación en diseño curricular y didáctica y gestión administrativa. Esto es constatable al examinar currículos y prácticas de crianza y escolarización que responden a diversos paradigmas en la psicología. De manera destacada y reconocible pueden mencionarse el conductismo, el cognitivismo y el constructivismo como modelos que han producido estrategias y prácticas educativas de impacto en los sistemas educativos, así como prácticas para evaluar los resultados de los aprendizajes.La referida “psicologización” ha tenido su impacto en la formación de opinión pública potenciada por su manejo en las tecnologías de información y comunicación en red. Un ejemplo de la “psicologización” o reduccionismo individualista de complejos problemas sociales en los medios de comunicación masiva se observó en el caso del asesinato de estudiantes y profesores en Virginia Tech el 16 de abril de 2007. En esa ocasión los medios de comunicación masiva se enfocaron en la una condición de salud mental mal atendida de Seung-Hui Cho, subrayando por un lado su condición de inmigrante surcoreano y de su contexto de crianza y de vivienda y, minimizando, por otro lado, la centralidad de la inequidad del sistema social que le facilitó el acceso a las armas y que limitó sus posibilidades de acceso a los servicios que necesitaba (Chen, Purdie-Vaughns, Phelan, Gary & Yang, 2015). Se puede tratar de explicar el comportamiento de Seung-Hui Cho a partir de condiciones psicológicas con claros marcados genéticos y disfunción en procesos neurobiológicos. Pero, sabemos que hay personas con marcadores y disfunciones similares que manifiestan comportamientos diferentes. También sabemos, por la amplia producción sobre el tema, de la compleja relación entre disparidad en las condiciones de salud física y mental y la inequidad económica y social. El estado actual del conocimiento permite asegurar que los ambientes en que se vive interactúan con los marcadores genéticos. En esos ambientes se experimentan actividades educativas que también marcan (Baquero, 2016).La representación tradicional en la relación psicología y educación coloca a la educación en una relación de dependencia del conocimiento producido por la psicología, proyectándola frecuentemente como área de aplicación y desconociendo que históricamente le antecede como campo disciplinar. Esta representación encubre que la educación es, en su sentido más profundo, la mediación principal en la constitución de la subjetividad y la identidad. También es la herramienta principal en los modelos y prácticas en que nos formamos como académicos y profesionales en el campo de la psicología y con respecto a los cuales es importante reflexionar y actuar (Serrano-García et al., 2013). Por ello, desde nuestra perspectiva, nos encontramos ante dos campos disciplinares que forman una unidad cuya comprensión puede ayudar a potenciar el alcance tanto del quehacer psicológico como del quehacer educativo.La psicología y la educación guardan una compleja relación de interdependencia que se manifiesta de diferentes formas en las prácticas de ambas, las cuales con frecuencia coinciden en contextos de desarrollo humano y aprendizaje en el ciclo vital (Rodríguez Arocho, 2011). Estos contextos son configurados por interacciones sociales de diverso tipo, incluida la violencia escolar (Lugo Hernández, 2013). Este número de la Revista Puertorriqueña de Psicología tiene como objetivo hacer visibles formas de relación entre psicología y educación que, como muestran los trabajos que aquí se incluyen, apuntan al territorio de lo transdiciplinario. También pretende ofrecer evidencia científica del rol central que puede jugar la educación en la prevención, intervención y seguimiento de problemas psicológicos y de evidenciar la necesidad de contextualizar histórica y socioculturalmente las intervenciones psicoeducativas.Inscrita en la perspectiva descrita, esta edición de la Revista Puertorriqueña de Psicología incluye trabajos que subrayan el compromiso de la Asociación de Psicología de Puerto Rico con el desarrollo del conocimiento psicológico y sus aplicaciones a la disciplina desde una perspectiva amplia que trasciende nuestras fronteras nacionales. Como principal medio de divulgación e intercambio de nuestra organización, dicho compromiso se expresa en esta ocasión en un conjunto de trabajos que en los que el contexto histórico y actividad profesional se representan de diferentes maneras. Se incluyen trabajos locales e internacionales que buscan poner de manifiesto la relación entre psicología, educación y contextos de práctica académica y profesional.El primer trabajo en este número es la transcripción de una conferencia magistral dictada por el Dr. Manuel Calviño Valdés-Fauly en la VII Convención Internacional de Psicología Hominis 2016, celebrada en La Habana, Cuba, en mayo pasado. Esto explica por qué el mismo no sigue el formato tradicional de un artículo académico, sino que refleja una modalidad coloquial en que se reflexiona en torno al quehacer de la psicología en un contexto histórico-cultural dinámico y cambiante. Según reportaje en El Nuevo Día (García, 2016), más de un centenar de psicólogos y psicólogas conformaron la delegación de Puerto Rico a Hominis 2016. Las colegas entrevistadas en ese reportaje dan cuenta de una rica experiencia de intercambio entre estudiantes y profesionales de la psicología con un importante valor en su formación académica y profesional. La lista de personalidades internacionales en el programa del evento incluye más de una decena de colegas vinculados a la APPR, lo que nos enorgullece. La posibilidad de compartir con nuestros lectores y nuestras lectoras una apreciación del trabajo psicológico en Cuba es privilegiada porque ordinariamente no hay acceso rápido a este tipo de exposición para quienes no estuvieron en el evento. Podemos afirmar que nuestro conocimiento sobre la psicología en Cuba es limitado, aunque es un asunto del que nuestra revista se ha ocupado en el pasado (Bernal & Rodríguez Arocho, 1990). Al mismo tiempo, al ser la perspectiva de un hablante que relata su particular vivencia sobre la psicología y la educación en Cuba, tenemos el convencimiento de que habrá otras perspectivas. Conscientes de esa situación y, en aras de continuar promoviendo el intercambio de ideas, les exhortamos a compartir sus comentarios en torno al artículo Hacer psicología en Cuba: Época de cambios en cambio de época. Tenemos interés en compartir esos comentarios en el próximo volumen de nuestra revista con una sección de comentarios sobre el artículo del Dr. Calviño. Nos parece importante y pertinente dar continuidad a la inclusión de trabajos que permitan adelantar la internacionalización de nuestra organización y el intercambio abierto y la colaboración que puede darse en ese proceso. Queremos una revista abierta a la controversia y al diálogo constructivo. Esto llevo a uno de los editores de este número (Dr. Guillermo Bernal), presente en Hominis 2016 a gestionar esta contribución del Dr. Calviño. Confiamos que este sea el comienzo de una conversación productiva y exhortamos a enviar sus comentarios al editor en la página de la revista: http://www.repsasppr.netUn diálogo constructivo entre psicología y educación fue, precisamente, uno de los objetivos que nos planteamos al solicitar artículos para configurar un número con especial atención a esa relación entre esos dominios disciplinares y de práctica profesional. La idea surgió en el contexto de la 1ra Conferencia Avances en Investigación-Acción con la Niñez y Juventud: Transdisciplinariedad y Política Pública, celebrada en el Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico en septiembre de 2015. En dicha actividad tuvimos la oportunidad de apreciar trabajos de investigación y aplicaciones de la psicológica en una diversidad de temas, con diferentes enfoques teóricos y metodológicos, que tenían en común la consideración de dos dimensiones de la actividad humana que impactan los procesos de desarrollo y formación: las prácticas educativas y las intervenciones psicológicas. Nuestra convocatoria a expositores y expositoras en ese evento resultó en seis artículos de autoras y autores locales. Los artículos de Moscoso Álvarez y colaboradores y Franco-Ortiz y colaboradores destacan variables contextuales y ambientales que pueden impactar adversamente el desarrollo, particularmente en contextos de pobreza y desventaja en el acceso efectivo a educación. Los datos que ofrecen estos artículos deben mover a la reflexión sobre la situacionalidad de nuestras prácticas y nuestra comprensión de su impacto al planificar y realizar nuestras intervenciones. Por su parte, los trabajos de Moreno Torres, Ortiz Ortiz y González González, de Nieves Rosa y Rodríguez Arocho, de Lugo Hernández, Báez Ávila, Rosa Rodríguez, Santos González y Santiago Medina y de Sáez y Torres documentan intervenciones que pueden propiciar el desarrollo cognitivo, social y emocional de niños y jóvenes. Estos trabajos están unidos por una consideración particular a los escenarios escolares en el afrontamiento de problemas identificados como psicológicos. A éstos se suma un trabajo sobre un tema que ya destacamos como importante anteriormente: el de la formación en psicología. Las doctoras Frances Boulon Díaz e Irma Roca de Torres presentan un examen de los logros y retos de dicha formación en el contexto de Puerto Rico.Por el compromiso asumido de ampliar perspectivas, hicimos invitaciones a colegas en otros países que trabajan temas relacionados y nos satisface incluir en el número artículos que reflejan el alcance internacional que queremos dar a nuestra revista. El texto de Kohfledt, Bowen & Langhout, de Estados Unidos de América, es un ejemplo de investigación-acción participativa con niñas y niños en procesos de formación de identidad en contexto institucionales. El artículo de N.D. Roselli, de Argentina, hace un acercamiento a la colaboración sociocognitiva entre pares. El trabajo de González Rey, Mitjáns Martínez & Berreza Santos, de la Universidad de Brasilia, analizan la subjetividad en la educación desde una perspectiva históricocultural.En su conjunto, y de forma muy diversa, todas las producciones incluidas en este volumen evidencian las complejas de dinámicas de relación entre procesos psicológicos y prácticas educativas, entre desarrollo humano y educación (Rodríguez Arocho, 2015). Los trabajos incluidos aquí permiten apreciar que esas dinámicas están atravesadas por condiciones históricas particulares, por mediaciones culturales en permanente proceso de transformación y por formas de relación social que incluyen dinámicas socioeconómicas y juegos de poder. La información que se comparte en este conjunto de trabajos puede servir para orientar el diálogo sobre estos temas y para generar propuestas de colaboración transdisciplinaria para atender los problemas y situaciones que se discuten. Exhortamos a los lectores y a las lectoras a integrarse a ese esfuerzo.
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