Este artículo inicia con una referencia crítica hacia los discursos dominantes sobre la “integración”, donde los migrantes son percibidos sin subjetividad ni iniciativa para conducir su propia vida. Un segundo argumento apunta a la polaridad en la que esta perspectiva dominante restringe a los migrantes, teniéndolos como si sólo pudieran asimilarse a las circunstancias, confinados a escoger sólo aquellas demandas con las que finalmente tienen que conformarse. Aquí, mi preocupación general, es que aproximarse a los fenómenos sociales abstrayendo la subjetividad de los actores involucrados en dichos fenómenos no es sólo un error teórico –a ser corregido- sino que también es tomar un posicionamiento epistemológico (político) específico. De esta forma confinamos nuestro punto de vista a la percepción y a los “intereses” de la burocracia estatal y de la policía. Ya que la “integración” es más bien un arma, una herramienta, que refleja un cierto posicionamiento en las actuales luchas sociales.
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