Este artículo analiza cómo los modelos de producción y de consumo de los años veinte determinaron la obsesión cultural por la autenticidad. A partir de los análisis que hicieron Benjamin, Adorno y Kracauer se analiza el modo en que la industria cultural favorece la identificación estética con las estrellas de la conocida como sociedad de masas. A continuación, se explica por qué el origen de esta realidad hay que buscarlo en el proyecto literario y político de Rousseau y en el modo en que éste, al mismo tiempo que rehabilita la novela en la institución literaria, asocia virtud moral y pasión natural.
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